domingo, 24 de junio de 2007

Nace una nueva asociación en la aldea del Castellar

Artículo remitido a los medios de comunicación sobre el nacimiento de la asociación "Sierra de Albayate" en la aldea del Castellar.

Nace una asociación de vecinos en la aldea del Castellar

RAFAEL PIMENTEL LUQUE
El pasado 1 de mayo, en el marco de las antiguas escuelas del diseminado del Castellar y promovida por el Alcalde Pedáneo Manuel Gil Cano, fue fundada una asociación con el nombre de “Sierra de Albayate”. Tras la redacción del acta fundacional y aprobación de los estatutos, se solicitó la inscripción a la Delegación en Córdoba de la Consejería de Justicia y Administración Pública. Hace unos días la asociación recibió una notificación de la referida Delegación por la que quedaba registrada con el número 6295. Provisionalmente, el día 2 de mayo se había obtenido un CIF y procedido a la apertura de una cuenta corriente. También la misma ha pedido la inscripción en el Registro de Asociaciones del Excelentísimo Ayuntamiento de Priego de Córdoba sin que de momento haya habido respuesta.
Nace este colectivo con unos fines definidos en el artº. 6 de sus estatutos que son los siguientes: a) Potenciar el diseminado que constituye la aldea del Castellar en cuanto a infraestructuras y equipamientos respecto al Ayuntamiento de Priego de Córdoba y cualquier otra administración pública. b) Fomentar la unión entre los vecinos de la aldea y todas aquellas personas que de una u otra forma estén o hayan estado vinculadas a la misma. c) Amparar los derechos de los vecinos y propietarios de inmuebles del Castellar y asesorarles en todo lo concerniente a los mismos. d) Promover el estudio histórico y sociológico del devenir de la aldea a lo largo del tiempo. e) Velar por el respeto a los valores naturales y paisajísticos del entorno del diseminado. f) Fomentar las fiestas tradicionales de la aldea y crear nuevas actividades de convivencia.
Es de destacar que “Sierra de Albayate” ya ha realizado su primera actividad lúdico-festiva. Así organizó el pasado 12 de mayo la celebración del Día de la Cruz que resultó un rotundo éxito y estuvo concurrida por los miembros de las candidaturas a las Elecciones Municipales. Hubo de tener lugar este festejo en la Plaza de la Iglesia del Sagrado Corazón, junto a las escuelas, pues la Ermita de San Miguel estaba en obras; en este sentido cabe citar que el tesorero de nuestra asociación Pedro González González contrajo matrimonio en dicha Ermita el pasado 10 de junio, lo curioso era que por primera vez en la historia se celebraban unos esponsales en este recinto sagrado.
Para conseguir sus objetivos la asociación de vecinos de El Castellar, estatutariamente, ha marcado una serie de actividades: 1. Realizar las gestiones pertinentes (presentación de escritos, entrevistas, etc...) ante el Ayto. de Priego y cualesquiera otras administraciones públicas. 2. Celebrar las festividades típicas de la aldea como San Miguel o el Día de la Cruz y otras que pudiere considerarse convenientes. 3. Contactar con investigadores para conocer el pasado del diseminado del Castellar. También llevar a cabo las indagaciones pertinentes en los archivos históricos para igual fin. 4. Gestionar la creación de una página web para verter en ella contenidos sobre la aldea. 5. Remisión de notas a los medios de comunicación para hacer saber a la ciudadanía las actividades desarrolladas, promoviendo al mismo tiempo el conocimiento de este núcleo urbano.
No quisiera dejar en el tintero la reciente visita que ha realizado al mismo el investigador prieguense Enrique Alcalá. Acompañado del Alcalde Pedáneo llevó a cabo un interesantísimo paseo fotográfico que ha vertido en su página web www.enriquealcalaortiz.com. Todas las personas interesadas en ver imágenes de este bellísimo entorno tienen oportunidad de satisfacer cumplidamente su curiosidad en página del profesor Alcalá, incansable recopilador de información sobre la comarca de Priego desde hace muchos años.
Finalizo agradeciendo a los medios de comunicación locales la oportunidad que me brindan de dar a conocer al público la puesta en marcha de esta iniciativa. Al mismo tiempo, la Asociación “Sierra de Albayate” invita a todos los que aún no conozcan esta aldea a visitarla, en la seguridad de que sus paisajes no les dejarán indiferentes.

jueves, 21 de junio de 2007

Fiesta de los Inocente en la Aldea del Castellar (gentileza de Toñi Gutiérrez)

REMEMBRANZA DE UNA FIESTA PERDIDA EN EL TIEMPO

Hace pocos días descubrí, afortunadamente, el blog que coordina nuestro compañero y amigo Rafael Pimentel sobre la Aldea del Castellar, enmarcada en el término municipal de Priego de Córdoba, cuya dirección de búsqueda es http://aldeadelcastellar.blogspot.com.
Los oriundos de nuestra ciudad y comarca conocerán, con toda seguridad, de un modo u otro el lugar. Un pequeño conjunto de casitas rodeadas de olivos que huele a aire límpido de las sierras que lo acogen. Un entorno envidiable para los amantes de la naturaleza en su grado más puro. Incontamidado, exento de ruídos artificiales y cargado de sonidos naturales propios: el trino de los pajarillos, el balanceo de las hojas al ser acariciadas por el viento o bien el silencio apacible de ese tipo de paisajes milagrosos que son un regalo para los sentidos metropolitanos tan saturados de zumbidos innecesarios y como no, para la gente que disfrutamos del contacto directo con las entrañas mismas de la vida.
A consecuencia de mi reciente descubrimiento de la Aldea del Castellar en el mundo intangible de Internet, se me vino a la memoria una de las muchas historias que mi padre, al que adoro sin condición alguna, me contaba cuando yo era pequeña y que atesora en su chistera por si surge el momento de volverlas a relatar. Y así fue. Aproveché uno de sus paseos al lugar donde trabajo (por cuenta y beneficio ajeno), faltándome poco para colgarme de su cuello por la alegría que experimenté al verlo, aunque nos vemos casi a diario y le rogé -no hizo falta que me pusiera de rodillas ni mucho menos- que refrescara mi frágil memoria rescatando del desván de su cerebro, sus correrías juveniles relacionadas con la Fiesta de los Inocentes que se celebraba en El Castellar cada 28 de diciembre y vísperas. Mientras mi padre hablaba, sonreía y gesticulaba recordando su vida cincuenta años atrás, yo iba tomando apuntes (como en la escuela) para poder escribir lo que en estos momentos ando escribiendo y así, hacerles partícipes de un festejo entrañable que, por desgracia, desapareció por algún lugar de la Historia local hace alrededor de cuarenta años, según la versión paterna.
Comenzó diciendo que “aquello era para vivirlo” y un hilo de ilusión se vislumbró en su rostro surcado por el duro trabajo y el paso del tiempo mientras emanaban de sus labios palabras de viejo sabio. Un brillo impropio de sus sesenta y cinco años asomaba a unos ojos que habían visto de todo a lo largo de su vida. Me dijo que aproximadamente con una semana de antelación, los integrantes de una especie de confradía o asociación encargada de organizar el festejo que refiero, iban “recaudando” por los cortijos colindantes los fondos, bien en metálico (los menos), bien en especie (grano u otros alimentos) para sufragar el coste de la celebración del día de los Santos Inocentes. Los que salían a las veredas o recorrían a pie la sierra da cabo a rabo, eran por un lado componentes que organizaban la fiesta y/o por otro, personas (normalmente del género masculino) que habían hecho promesa. Su atavío peculiar, según recuerda mi padre, constaba de traje de pantalón y chaqueta, de un color más bien oscuro (en tonos grises, precisó) que ofrecía un aspecto uniforme al grupo que salía a la calle. Se adornaban con un cinturón de numerosas campanillas para que, conforme iban caminando, llamar la atención de los residentes del cortijo donde “pedían” alguna ofrenda. Por la parte delantera de las piernas, desde las rodillas hasta los tobillos, lucían como unos “leguins” de cuero ceñidos a las extremidades inferiores mediante unas correas del mismo material. A la altura de los hombros prendían un conjunto de lazos de diferentes colores que colgaban por delantes y por detrás, dando un aspecto variopinto a su atuendo. Un sombrero cordobés les adornaba la cabeza.
Cuando se aproximaban a las viviendas, el sonido de sus campanillas y las canciones (cuyas letras se escapan a la memoria de mi padre) que cantaban, avisaban a sus moradores de que los Inocentes ya estaban cerca. Generalmente el grupo se dividía en dúos y cada pareja tomaba diferentes direcciones para abarcar todo el lugar por recorrer. Llegados al cortijo, se detenían en la puerta sin parar de cantar y danzar, hasta que abrían y los obsequiaban con presentes que posteriormente, el día 28 de diciembre, subastaban para cubrir los gastos del festejo. El precio de salida a subasta de todos los productos “recaudados” era siempre asequible para que el que menos tenía pudiera acceder a ellos y divertirse como cualquier otro hijo de vecino de mayores posibilidades, dada la escasez general que sufría España en aquellos años de posguerra. Si la casa donde llamaban vivía alguna “mozuela”, ésta tradicionalmente, le entregaba ganchillos del pelo, pasadores, alfileres, imperdibles o cualquier otro adorno personal, que los Inocentes tomaban alegremente para fijarlos en sus trajes. Por regla general, se los colocaban en sus sombreros, a lo largo de ambas mangas y en las solapas de sus chaquetas, resultando, al finalizar su peregrinaje, un atuendo de lo más original y colorido que llamaba la atención por sí mismo. En las vísperas a la fiesta, las “mozuelas” se proveían de alfileres, ganchillos y de más objetos para atender a los Inocentes que las visitaban. En caso de que éstas se resistieran o no tuvieran a mano algo que entregarles, los hombres comenzaban a saltar o a danzar y a cantar más fuerte delante de ellas, cuyo estrépito era escuchado en los alrededores, hasta que las muchachas se ruborizaban y salían corriendo en busca de otros regalos con los que obsequiar a sus visitadores y de este modo, “despedirlos” hacia otros derroteros.
Concluída la etapa de “recuadación”, llegaban al día principal, el día 28 de diciembre, satisfechos y felices por los resultados obtenidos. Como he indicado con anterioridad, los organizadores subastaban los productos que los Inocentes entregaban a la comisión y todo el mundo que acudía a la ermita del Castellar se divertía como mejor podía o sabía. Primeramente los vecinos de la Aldea en pleno estrenaban el día de esparcimiento y conforme avanzaba la jornada, acudía gente de todos los lugares limítrofes, entre ellos, mi padre, sus amigos y hermanos, que iban andando desde La Poyata a través de la serranía. La capacidad de orientación en campo abierto de las personas naturales del entorno rural, es algo que admiro enormemente.
Una orquesta era la encargada de ameneizar musicalmente, la velada festiva.
Cuenta mi padre que aquellas verbenas y otras similares, rompían la monotonía del duro trabajo de sol a sol de los campesinos y agricultores de estas latitudes. En ellas, se formalizaban o se rompían noviazgos, se sacaba a bailar a la mocita que se pretendía, se cerraban tratos de compra-venta de fincas o de ganado... y sobre todo, suponían una chispa de ilusión en aquellos difíciles años.
Para finalizar, decir que la Fiesta de los Santos Inocentes de la Aldea del Castellar fue decayendo paulatinamente hasta que un día, hace alrededor de cuarenta años, dejó de existir.
Se piensa que una de las causas que influyeron en su desaparición, fue el desinterés de la juventud de entonces por continuar con aquella tradición por una serie de circunstancias que nosotros desconocemos. Sus orígenes se pierden en el tiempo y en la memoria de la persona que me lo ha contado, mi padre, pero recuerda que acudía a dicha fiesta desde que era un niño hasta que dejó de celebrarse. Cuando eso ocurrió, dejó un gran vacío en el ambiente festivo de la época.
Mi única pretensión al relatar estas líneas ha sido homenajear entrañable y cariñosamente la Aldea del Castellar y sus habitantes. Agradezco a mi padre su disposición a la hora de contarme los detalles que recuerda, a todos los lectores que, de alguna forma, hayan estado relacionados con esta fiesta y al resto, por leerme.

Mª Antonia Gutiérrez Huete

domingo, 17 de junio de 2007

Inscripción en el Registro de Asociaciones de Andalucía

Me complace anunciar que hace unos días recibí una resolución dimanante de la Delegación Provincial en Córdoba de la Consejería de Justicia y Administración Pública, fecha el 6 de junio y en cuya parte resolucitoria se dice:
"Inscribir a la entidad denominada Asociación "Sierra de Albayate" de Priego de Córdoba en el Registro de Asociaciones de Andalucía asignándole el número de registro 6295 de la Sección Primera de Asociaciones de esta unidad registral, a los solos efectos de publicidad previstos en el artículo 22 de la Constitución, y sin que ello suponga exoneración del cumplimiento de la legalidad vigente reguladora de las actividades necesarias para el desarrollo de sus fines".

viernes, 15 de junio de 2007

Enrique Alcalá muestra imágenes del Castellar en su web

Hola a todos:

Ayer me comentó Enrique Alcalá Ortiz, investigador de Priego, que había tomado numerosas fotografías de la Aldea del Castellar y que las ha colgado en el álbum fotográfico de su web que es www.enriquealcalaortiz.com

El enlace directo es http://fototeca.enriquealcalaortiz.com/main.php?g2_itemId%3d34604'

Podéis firmar en el libro de visitas y agradecerle esta deferencia.

domingo, 3 de junio de 2007

Publicada en Adarve la crónica sobre el Día de la Cruz

Hola: La crónica que remití al periódico local priguense "Adarve" ha sido publicada en el nº 744 de 1 de junio. El enlace es:

www.epriego.com/adarve

Saludos.