jueves, 5 de junio de 2008

Testimonios escritos sobre el Castellar (separata de Enrique Alcalá)

Hace unos años el Ayuntamiento de Priego colocó en todas las aldeas y diseminados unos artísticos azulejos para notificar brevemente el hecho de la dispersión del poblamiento urbano en el municipio de una forma general, y unos párrafos dedicados a la aldea concreta.
Lo que se dedica a todas las aldeas dice textualmente: “Aldeas y diseminados rurales de Priego constituyen unos de los exponentes más representativos de su población que, lejos de concentrarse en el casco urbano, se dispersa por la totalidad del término municipal. El origen de algunos de estos núcleos se remonta a la Edad Media, aunque la mayoría de ellos germinaron a lo largo de la Edad Moderna, principalmente en el siglo XVIII, retrasándose la aparición de otros hasta el siglo XIX. Todos, sin embargo, obedecen a la necesidad de ubicar la vivienda en un medio físico agreste de difíciles comunicaciones, en el mismo lugar donde se tienen los medios de subsistencia (agricultura y ganadería), sin olvidar condicionantes socioeconómicos relacionados con la propiedad de la tierra. En la actualidad son reductos de usos y costumbres tradicionales, amparo de artesanía y arquitectura popular, y de un modo de vida remansado y tranquilo[1].
Referente a El Castellar explica: “Esta aldea ya aparece nombrada en la documentación del siglo XVIII, siendo lo más probable que se consolidara como hábitat rural durante esta centuria. Se sitúa en la falda de la Sierra Albayate, uno de los complejos serranos de mayor interés medioambiental de toda la provincia, donde podemos disfrutar de excelentes ejemplos de bosque mediterráneo. En El Castellar encontramos la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, edificio de planta rectangular. La fiesta de San Miguel es a finales de septiembre.
La ermita y la cruz del Castellar se sitúan entre los diseminados de El Castellar, Chirimeros y Las Navas, coronando el cerro de San Miguel, en las primeras estribaciones de la sierra Albayate. La ermita es de planta rectangular, aunque el edificio original tenía bóveda y cúpula sobre pechinas. Tras el hundimiento del tejado y la sacristía se ha reconstruido. Es un bello ejemplo de arquitectura popular encalada del siglo XIX. En los exteriores, en el punto más alto del cerro, se encuentra una cruz de piedra con gran basamento monolítico, desde la que se divisa toda la comarca, especialmente la cercana sierra”.
Y ya en la ermita de San Miguel, nos encontramos una lápida que es casi, casi un artículo de historia, caso único en todas las aldeas y diseminados de Priego,: “PAX ET BONUM. Esta ermita titulada de San Miguel de la aldea del Castellar, se edificó con el nombre de la Santa Vera Cruz en los años 1700-1701, por acuerdo entre don José González, presbítero, y don Juan Manuel Torrealba, maestro de albañilería, con la licencia del abad de Alcalá la Real, Ilmo. Sr. D. Antonio Pimentel Ponce de León, despachada en el año 1695.
Su primitiva fábrica tuvo tres capillas, cuatro pilares y una media naranja. Sobre ella fundó a principios a principios del siglo XVIII una obra pía don Francisco Roldán de Navas, cuyos bienes fueron acrecentándose con los legados de varios devotos.
En 1952 el tallista prieguense Antonio Carrillo, a petición de José Serrano Pérez hizo una imagen de San Miguel para la cofradía titular, residenciada desde tiempo inmemorial en este templo.
En 1966 se restauró la iglesia bajo la dirección de Nicolás Calmaestra y José María González siendo vicario del arciprestazgo de Priego, el Rvdo. Sr. D. Rafael Madueño Canales.
En el año 1995 el escultor Niceto Mateo hizo una nueva imagen de San Miguel para sustituir a la antigua que había sido robada.
Por iniciativa de los hermanos de la Cofradía y para su perpetua memoria se acordó dejar constancia en este año de gracia de 2005”.
[1] No llevan el nombre del autor.

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